Desde hace muchos años, el vino y sus viñas han estado en cierta manera protegidos. Alrededor de 1397 ya se aprobaron las primeras Ordenanzas de la provincia de Gipuzkoa en la que se explicaba que la destrucción de las viñas estaba castigado con pena capital.

Pasaron los años y, a pesar de que un gran número de hombres se dedicaban a cuidar de los viñedos, la gran mayoría fueron desapareciendo hasta que en el siglo XIX solo se mantenían en unas pequeñas zonas geográficas.

Sin embargo, a finales del siglo XIX se produjo la gran crisis del viñedo del Txakoli debido a la abolición de las leyes que protegían estos viñedos, a la entrada de los foráneos y a las sucesivas plagas y enfermedades que aparecieron.

Pero, todos estos problemas no consiguieron hacer desaparecer esta variedad de uva y en el siglo XX, las pocas viñas que quedaban fueron gestionadas por viticultores que, unidos, comenzaron con la renovación del sector. Y, después de todo el esfuerzo, en 1989 se logró la Denominación de Origen del Txakoli.

En 2014 se celebró el 25 aniversario en el Museo Balenciaga de Getaria. Una fecha en la que había que recordar todo el trabajo que hizo falta para levantar esas viñas que estuvieron casi a punto de desaparecer.

A día de hoy, este Txakoli se encuentra en un buen momento y todo lo que se produce se vende en el año. Además, los cambios de hábitos han hecho que se incremente el consumo de Txakoli.

A nivel internacional, es Estados Unidos el mayor importador del Txakoli con Denominación de Origen. Aunque cada vez es más común verlo en muchos otros países y con el paso de los años, seguramente se convierta en un vino muy respetado y con gran nombre.