El próximo lunes 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y desde Caprice queremos dedicar este post de nuestro blog a ellas. En esta ocasión queremos hablar de las mujeres que trabajan en las conserveras, concretamente en las de la Anchoa.

En estas empresas la gran mayoría de las trabajadoras eran mujeres a quienes se las denominaba como las sobadoras puesto que su trabajo se limitaba a limpiar de manera muy suave las Anchoas del Cantábrico del País Vasco con el fin de eliminar los restos como la piel o las espinas. En otras palabras, se dedican a sobar con mucho mimo las anchoas.

¡Y este trabajo siempre se ha considerado 100% manual, ya que estas mujeres eran las que desempeñaban cada día esa labor para lograr que l producto estuviese perfecto para poder ser comercializado.

Hoy en día, sin embargo, no todas las conserveras siguen trabajando de la misma manera. Ahora, cada vez son más las que han querido acelerar estos procesos y dejar que las máquinas lo hagan. Pero, aunque de esta manera ahorren tiempo, el producto siempre sale algo perjudicado puesto que no se puede comparar la delicadeza de la mano de una persona con las herramientas de una máquina.

A pesar de ello, son las empresas las que deciden su manera de producción. Y, aunque cada vez es mayor el número de empresas que agilizan estos trabajos, siempre seguirán aquellas conserveras que priorizan el trabajo artesanal frente a la maquinaria.

Y, si a la hora de comprar queremos saber qué conserveras son las que miman el producto con sus manos, deberemos fijarnos en el precio. Será éste el que nos diga  si priorizan el tiempo o el producto.