Nos encontramos en plena temporada de la piparra y tanto el sol como el calor ayudan al crecimiento de la planta. La forma de cultivo varía según el agricultor, puesto que hay quienes las cultivan en invernaderos y quienes lo hacen en huertas al aire libre.

Pero, lo que está claro es que se trata de una planta que tanto en interior como en exterior se da muy bien y con la que se consiguen piparras carnosas y de buen tamaño.

El momento de la recolecta de las Guindillas de Ibarra es un punto clave, puesto que hay que cogerlas cuando han llegado a su tamaño óptimo para que puedan ser embotadas. Y, para eso, hay que estar atento a su crecimiento y no dejar que se alarguen mucho. Además, cuanto más grandes son más suelen picar y, suele ser un picante demasiado fuerte y difícil de aguantar.

Por eso, es mejor cogerlas cuando su tamaño ronda los 7 centímetros y así nos aseguramos de que entran de manera perfecta en los botes y de que no piquen.

Pinchar las guindillas

Una vez tenemos todas las piparras preparadas, hay un paso imprescindible que no nos podemos saltar. Antes de empezar a colocar las guindillas dentro del bote, hay que pincharlas con una aguja por diferentes sitios para que, luego, cuando estén en contacto con el vinagre, éste pueda entrar en ellas.

Y, ya solo quedaría introducir las piparras dentro de los botes, añadir la mezcla de vinagre y agua a partes iguales, y cerrar herméticamente los botes de cristal.

Estos tarros deberán estar guardados durante alrededor de tres meses, preferiblemente en un armario en el que no reciba luz solar. De esta manera, conseguiremos en un periodo de tiempo no muy largo, unas Guindillas muy ricas con las que poder hacer pintxos o con las que acompañar otros platos, como las legumbres.